Sí, sí. Estoy plenamente convencido de ello, como mínimo si tienes más de 50 años.
Cuando una persona se queda sin trabajo, la reacción más habitual suele ser buscar uno idéntico en otra empresa del mismo sector. Eso es así porque, quizás de forma inconsciente, a todas nos es más fácil quedarnos en nuestra zona de confort que cambiarlo todo de una sola tacada.
Eso es muy normal porque empezar en una organización haciendo lo que hemos estado haciendo en los últimos tiempos, con procesos ya muy automatizados nos permite dedicar los esfuerzos en integrarnos a esa nueva empresa, a entendernos con personas desconocidas, a adaptarnos a otra cultura de empresa, a identificar de qué pie cojea nuestro superior o superiora… A muchas personas, los cambios les estresa y seguir en lo que ya sabes, da seguridad y confianza.
Aunque sea comprensible, a partir de los 50 años quizás no sea lo más conveniente. Es un hecho que cuando entramos en nuestra etapa de la madurez laboral, cada vez va a costar más que nos contraten por la cantidad de prejuicios que tienen empresas y reclutadores sobre el trabajador y trabajadora madura. Por otro lado, debemos tener claro que ese trabajo que tenías, te iba bien en unas circunstancias determinadas, aquellas de cuando tenías 30 o 40 años. A los cincuenta, estas seguramente han cambiado, por lo que ese empleo igual no es el que encaja mejor con tus necesidades actuales.
Siendo así, deberíamos hacer una breve parada para reflexionar sobre qué queremos hacer en la última etapa laboral que iniciamos y no arriesgarnos a que nos vayan despidiendo por ser mayores. Reflexiones como:
Seguro que hay muchas reflexiones que podemos hacer en un impase laboral, pero estas toman más relevancia pasada la cincuentena. Por eso desde Trabajo a los 50 queremos ayudar a las personas de más de cincuenta años a valorar las oportunidades que se nos presentan cuando nos quedamos sin empleo a esa edad. Es el momento de parar, tomar las riendas de tu propio futuro laboral (no dejarlo en manos de profesionales reclutadores) y definir qué quieres hacer, sin ir a remolque de la oferta de mercado. Es una gran oportunidad de encontrar el trabajo que tiene que satisfacerte durante los próximos cinco, diez, quince o veinte años. ¿No merece la pena reflexionar sobre ello?
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